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La construcción del «pobre» en los medios de comunicación colombianos

Las discusiones en el seno de la esfera pública a propósito de la reforma tributaria que impulsará el actual gobierno han concitado una “sensibilidad inédita” en torno al derecho al trabajo, a la pobreza y a las mayorías que devengan un salario básico. De repente, los medios de comunicación se han levantado, lanza en ristre, en defensa del proletario; eso sí, el proletario ficcionalizado al mejor estilo burgués: el consumista incauto, el pobre, el vulnerable al que se le pretenden sumar nuevas cargas tributarias.





Para comprobarlo, basta escuchar a Paola Ochoa de Blu Radio, cuando, defendiendo el consumo de “las personas más humildes”, se opone a la supresión de las exenciones a las grandes empresas debido al beneficio que tales exenciones tributarias le brindan a la canasta familiar.


O bien, basta escuchar a Víctor Grosso, también de Blu Radio, defendiendo el día sin IVA como “medida social” tomada en favor de las “personas más vulnerables”. Por último, a Gustavo Gómez, de Caracol Radio, quien ha manifestado su preocupación por los efectos del impuesto saludable en las personas “que no tienen acceso a agua potable”, que proceden de los “estratos menos favorecidos” y que sólo “comen bebidas azucaradas y ultraprocesados”:




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Esta preocupación de los grandes medios de comunicación por las finanzas del proletario también ha sido manifestada por RCN. ¡Qué sorpresa! En su intento de gran filantropía han creado toda una gran campaña sobre los gastos dietarios de los menos afortunados. Daniel Briceño en su columna de opinión habla con hechos, con datos, sobre cómo pesa más para los “hogares pobres” la comida ultra procesada en sus compras :



Evidentemente deja de lado la explicación de por qué existe esa situación. Más bien habría que asumirla como un destino inevitable del proletario reducido a consumidor, pues esta parece la única forma en que su contexto de vida puede entrar en los ámbitos de la esfera pública. Hace pasar su opinión por hechos al citar datos, pero oculta precisamente la realidad de la pobreza alimentaria. Pretenden defender los intereses de las familias más vulnerables haciendo pasar las gaseosas Postobón como la encarnación de dichos intereses. Si el pobre quiere seguir tomando gaseosa, entonces RCN seguirá vendiendo gaseosa. Nos demostrará que estamos equivocados, que la gaseosa es muy saludable y baja en calorías:




Sabiendo que RCN y Postobón pertenecen al Grupo Ardila Lülle, no cabe la menor duda de por qué se ha empecinado en la defensa del derecho humano fundamental de los proletarios a tomar gaseosa.


Ya que se ha demostrado la gran preocupación de RCN por la vida proletaria, miremos más de cerca el panorama mediático-televisivo: se observan desde reconstrucciones informativas neutrales y objetivas que se remiten sólo al articulado literal, en las que incluso son capaces de transmitir el hecho de que banqueros y comerciantes no se encuentran dramáticamente preocupados por la reforma, pasando por sutiles expresiones de preocupación por los “impuestos a los dividendos”, hasta las cortinillas musicales escandalosas de RCN en las que la información sobre la reforma se transmite como si de cosa ilícita se tratara.


La periodista Lidis Ribón, encargada del área de economía, quien con ahínco periodístico ha asumido la tarea de explicar a las buenas gentes incautas que aún se informan con dicha empresa comunicativa. Esta periodista que ve en las páginas de la reforma un material “muy técnico” ha sabido comparar en otras ocasiones entre los dos modelos de reforma tributaria más recientes: “la de Petro y la reforma Carrasquilla”:

La elección de los nombres ya es curiosa. O, mejor, no es gratuita. ¿No es curioso que en este caso no se hable de la reforma “Ocampo” sino de la reforma “Petro” en contraposición, esto sí, a la del antiguo ministro de economía. ¿No es la reforma del Ministro de Petro contra el Ministro de Duque (marioneta del legado de 1000 años de Uribe)? En esto también cae noticias uno y su, así denominada, “reforma de Petro”:

Pero volvamos a la periodista Ribón y su insistente tratamiento a la “reforma a de Petro”, pues es ésta la que puede dar cuerpo a la estrategia mediática más representativa. Se trata de la apelación técnica a la expresión “canasta básica” para referirse a una realidad más o menos opaca del consumo de las clases populares en el país.


En el análisis ya citado se parte por el gesto desinteresado de desmentir que la reforma Carrasquilla haya querido gravar la canasta básica, pues también incluía aceitunas, almendras, elementos que “no hacen parte de la canasta básica”, esto es, que no comen los pobres. “Canasta básica” es la metáfora técnica de la comida para pobres. En este caso, Lidis Ribón dice que puede estar de acuerdo con los impuestos a las comidas procesadas, pero que quizá “esta no sea la forma”, esto es, “obligando al consumidor”. No obstante, esta fe liberal que se decanta aquí no prueba ser suficiente para permitir que los hábitos de consumo sean cambiados.



En este caso el “biopoder” tributario parece mucho más objetivo que la fe liberal en los cambios de hábitos de las clases populares. No obstante, se trata de un análisis sobre la canasta básica que parte de supuestos de consumo de las clases populares que no es coherente con las definiciones y caracterizaciones técnicas del concepto entendido como indicador dietario necesario en los límites mínimos de la capacidad de consumo: (http://www.incap.int/sisvan/index.php/es/areas-tematicas/herramientas-operacionales-de-apoyo/canasta-basica).


En los análisis de RCN se escucha además esta defensa del proletario: “Compran un salchichón y lo rinden con huevo”, “porque no tienen para más”. Esto es: “¿Pasar de comer salchichón o algún tipo de embutido (...) a comer carne?” es algo inconcebible en el caso de “(...) ese tipo de personas”, como lo sostiene Ribón, la mujer con el cristo en el pecho:



Tras querer limpiar esta reflexión cargada de prejuicios clasistas y objetividad periodística con un “desafortunadamente es así”, este tratamiento mediático se compromete con su segunda estrategia de abordaje: la naturalización de los hábitos de consumo de las clases bajas como un factor invariable y que no es susceptible de mejorar (so pena de arriesgar las condiciones actuales de precariedad del consumo de las clases bajas). De nuevo, las estadísticas parecen indicar leyes naturales, y tan natural es para estos periodistas que los proletarios consuman embutidos y no carnes como que el planeta tierra gire alrededor del sol. En esta contradicción es clara la estrategia de naturalización y la construcción caprichosa (e ideológica) del sujeto “pobre” que necesitan las clases altas del país.


Entre un cúmulo de otras apreciaciones caprichosas sobre la reforma, también es claro que les preocupa mucho que los impuestos a las exportaciones petroleras pueda afectar el precio de la gasolina (comprometidos así con los tenedores de carro del país - ver min 3:06):

Una estrategia adicional que se ha encontrado en los materiales televisivos tiene que ver con la manera de articular los titulares con las noticias transmitidas. En un claro ejercicio de “teoría de la relevancia”, los medios han utilizado el significante “personas naturales” de un modo indistinto y con pocas precisiones.




Tal es el caso de Caracol en el que la denominación “persona natural” consigue la impresión de que se refieren a todas las personas individuales, como si todas las personas individuales fueran a tributar. Con esto consiguen el vínculo afectivo que buscan con la noticia. Un efecto similar se consigue al titular cosas como “la magnitud del golpe tributario” en la sección “Signo pesos” de Caracol.


Ahora miremos a estos medios neutrales, comprometidos con la verdad y la seriedad de la tarea periodística. La Silla Vacía en demostración de su usual disciplina se ha limitado únicamente a decir quienes serán los ponentes de la reforma tributaria y los actores políticos involucrados en su formulación. Y todo esto lo ha hecho con colorcitos, para que los incautos puedan seguir el hilo de tan complejos razonamientos:

Otros grandes e ilustres periodistas han afirmado con tono crítico que debemos ocuparnos de lo importante y de los verdaderamente poderosos: las iglesias. Más allá de si se está de acuerdo o no con los impuestos a las Iglesias, resulta curioso que se afirme que los “más poderosos” sean las iglesias, y que dicho argumento surja específicamente cuando se está tematizando en la esfera pública algo que parece un tabú: el contexto de vida proletario:




Por fin estamos intentando poner de relieve el hecho de que los pobres consumen basura que perjudica sus vidas a costa de que otras personas se hagan más ricas y, sin embargo, los verdaderamente poderosos son las iglesias ¿Qué será de los pobres empresarios damnificados que sólo tiene aviones y casas en las Bahamas?




El intento bastante fallido de hacer pasar los intereses de los pobres como idénticos a los intereses de los ricos implica únicamente que sólo los ricos pueden tener intereses, sólo ellos tienen derecho a desear y a satisfacer sus necesidades como mejor se deba ¿Será que en su infinita humildad Sarmiento Ángulo también estará condenado a tomar sólo gaseosas?


Todo este abanico de posturas aparentemente solidarias con el proletario, sólo presentan el contenido real de la vida proletaria en partes separadas, ajenas unas de otras: el interés del proletario lejos está de defenderse a partir de su derecho a consumir comida basura, lejos está de que al empresario se le cuide su capital y se le permita abaratar los precios de las mercancías que ofrece al consumo medio del asalariado. El interés de las mayorías explotadas lejos está de un día sin IVA que permita desatrancar la circulación de capital. Fotograma sombra del proletario


Al periodista que se alce de hombros y se dé por satisfecho en su labor comprometida con la verdad de la condición del “pobre”, “vulnerable”, “clase baja” (expresiones eufemísticas en las que pulula la supresión burguesa de la verdadera condición del proletario) habría que decirle: de te fabula narratur. En contra de su participación en las esfera pública por estos días, el interés proletario lejos está de lo que dijera el “viejito adorable, empresario e ingeniero” (Rodolfo) en campaña: “El mejor negocio del mundo es tener gente pobre con capacidad de consumo”. Con esta defensa del proletario no quedan dudas del buen servicio que los empleados brindan a sus empleadores en los grandes conglomerados mediáticos. Las alarmas deberían encenderse allí donde el Grupo Empresarial Santo Domingo (dueño de Blu Radio) o el Grupo Prisa (dueño de Caracol Radio) presentan los intereses del proletario como inofensivos cuidadores de sus intereses privados.




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